Maria Górska, que era su
nombre de soltera, nació en Varsovia, Polonia, el 16 de mayo de 1898.
La belleza de sus retratos
femeninos, a la vez férreos, son sus mejores ejemplos, junto con los desnudos,
del estilo Art Decó que le dieron su reconocida fama.
Se apasionó por el Renacimiento italiano, especialmente
de las obras de los maestros Miguel Ángel, Botticelli, Bellini, Pontormo, y
Antonello da Messina, en un viaje que realizó a Italia con su abuela en 1911.
Tomó su apellido artístico
tras casarse con Tadeusz Łempicka, abogado polaco con el que llevaba una vida
llena de lujos y riqueza en San Petesburgo hasta que la Revolución Rusa dicho
tren de vida se terminó.
En 1923 marcharon a París
donde comenzó a exponer en varias galerías.
La primera exposición Art
Decó de París en 1925, contó con su participación gracias a la cual su
proyección alcanzó fama internacional.
En 1927, su obra: “Kizette
en el balcón” ganó el primer premio de la “Exposición Internacional de
Burdeos”.
En 1929 se divorció,
entablando posteriormente una relación con el barón Raoul Kuffner,
coleccionista de su obra, con el que viajaría a Estados Unidos donde se
casaron.
Pronto se hizo muy famosa
entre la burguesía neoyorquina, exponiendo en varias galerías estadounidenses y
europeas.
En 1933 viajó temporalmente
a Chicago donde trabajó con Willem de Kooning y Georgia O’Keeffe.
En 1938 se trasladó a vivir
a Beverly Hills.
En 1960 dio un giro a su
estilo, pasándose a la abstracción.
Había sido una pintora
célebre en la Europa de la década de 1930, al menos en los círculos de la
nobleza declinante y de la burguesía rica, que se disputaban ser retratados por ella, después, cayó en el
olvido. Con la Segunda Guerra Mundial su estrella artística empezó a declinar,
hasta desaparecer, aunque intentase aún jugar con la abstracción, como lo hizo
también con el surrealismo.
Convertida ya en baronesa,
vivió la guerra y la postguerra lejos de la Europa que la vio triunfar,
ejerciendo en los Estados Unidos la función de dama del gran mundo que veía
crecer las ruinas de su belleza, sin poder hacer nada por evitarlo.
En 1972, siendo ya una
anciana venerable, más de treinta años después de su marcha a Estados Unidos,
se realizó una exposición de sus obras en París —semejante a la que, en el
verano de 2004, organizó la Royal Academy of Arts, de Londres— que la hizo de
nuevo famosa, rescatándola del olvido, como si fuera un espectro que surgía de
los locos años veinte, de la Europa de entreguerras marcada por la depresión,
pero también por el cabaret y el gusto por la vida, y que recuperaba con ella
la dulzura de los sentidos, la sensualidad y el erotismo de un arte que parecía
ser moderno, aunque fuese ya en el momento de su creación, completamente
arcaico.
El 16 de marzo de 1980,
murió en Cuernavaca, México.
Su hija Kizette, para
complacer el deseo de su madre y acompañada del escultor Víctor Contreras
(heredero de gran cantidad de la obra de la pintora), arrojaron sus cenizas desde un helicóptero en
el cráter del Volcan Popocatépetl.
Fuentes:
Nota: La propiedad
intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores
y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar
el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas
disfruten contemplando sus obras.
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