Luis Sáez Díez, nació en
Mazuelo de Muñó, Burgos, en octubre de 1925. Fue uno de los pintores burgaleses
más importantes de la segunda mitad del siglo XX y el más reconocido a nivel
internacional. Su obra artística ha alcanzado una dimensión universal que
transciende la referencia a una temporalidad concreta.
Se trasladó a Burgos junto a
su familia cuando era muy niño; su padre, dulzainero de profesión, se quedó sin
trabajo al iniciarse la Guerra Civil Española. En Burgos conoció al escultor
Julio Saiz Quintanilla, que vivía en su mismo edificio y que le inició en el
dibujo. En ese tiempo comenzó a trabajar de botones en el Casino de Burgos,
ocupación que compaginó con clases en la Academia Provincial de Dibujo.
En 1942 conoció al pintor
Marceliano Santa María, que se convertiría en su mentor. Gracias a él pudo
lograr una beca de la Diputación Provincial de Burgos para estudiar en la
Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en la que tuvo como
maestros a Daniel Vázquez Díaz y Joaquín
Valverde.
Visitó París en un viaje de
fin de curso, donde pudo conocer las vanguardias que aquellos años y los
anteriores se practicaba en la capital francesa.
Expuso por primera vez en
1952 en Burgos, el éxito obtenido posibilitó su proyección artística.
En 1957 realizó su primera
exposición importante a nivel nacional en la famosa Galería Biosca de Madrid.
En 1958 realizó una serie de
cuadros abstractos y once frescos, con temas de caballeros, trovadores,
cocineros y comensales medievales y varios bodegones, para el prestigioso Mesón
de los Infantes de Burgos.
En 1960 expuso en Barcelona
y en 1961, por primera vez fuera de España, en Fránkfurt.
A partir de entonces,
participó en numerosas exposiciones en Alemania, Bélgica, Finlandia, Holanda,
Japón, México o Estados Unidos, además de España. Entre otras, destaca su
participación en Feria Mundial de Nueva York (1967) y en la Bienal de Venecia
(1968).
En 1962 le fue concedida la
beca de la la Fundación March.
En 1972 obtuvo el Premio Nacional
de Dibujo Pancho Cossío.
En 1991 recibió el Galardón
Castilla y León de las Artes.
Entre otros reconocimientos
más, estaba en posesión del Gran Premio de Pintura de la Bienal de Marbella, el
Ciudad de Burgos, el de la Bienal de Valparaíso y el segundo de grabado de la
Bienal de Alejandría.
En 2000 se realizó una
exposición retrospectiva de su obra en la Casa del Cordón de Burgos.
Su última muestra individual
en vida se realizó en el Museo de Burgos en 2009; este mismo año cedió 400
obras para la colección permanente de dicho museo. En 2012 se trasladaron a
este museo dos frescos con motivos religiosos, procedentes de un hospital
público que fue cerrado.
Su pintura pasó por
distintas etapas: practicó todos los estilos, desarrollando finalmente un estilo
muy personal que le hacen inconfundible. En las obras de su etapa más madura,
partió de obras inspiradas en el manierismo italiano, en unas composiciones
pobladas de extraños y misteriosos objetos de todo tipo, encuadrados en
espacios que pueden resultar asfixiantes, angustiosos, como sumidos en sacados
de una pesadilla.
El pintor Néstor Pavón
clasifica la obra de Sáez en tres etapas: una primera en la que, terminados sus
estudios, tras regresar a Burgos e instalar un taller, pinta sobre todo
retratos, paisajes y carteles. Más tarde vendría su época abstracta, para
definitivamente derivar hacia un realismo mágico, que es el que caracteriza su
pintura, en la que destacan, sobre todo, sus temas más duros, incluso trágicos.
Fue también un prestigioso
galerista. En la primera muestra que inauguró su Sala, en 1966, expuso obras de
arte vanguardista, con obras de Antoni Tàpies, Lucio Muñoz, Manuel Millares,
Manuel Rivera y Carmen Laffón.
Murió en su ciudad natal, el
18 de mayo de 2010.
En 2011, a título póstumo,
le fue concedida la medalla de oro de la provincia por la Diputación Provincial
de Burgos.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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